Los riesgos de la globalización económica

La globalización es un fenómeno presente desde hace mucho tiempo, sin embargo, eso no ha ayudado a reducir la ansiedad que produce el estar sujetos a cambios en el sistema internacional que van más allá de lo que, como individuos, se es capaz de manipular. Hay quienes se pronuncian a favor de una integración más profunda y a una eventual eliminación de barreras entre países, enfrentándose a quienes encuentran en la globalización la causa de todos los problemas actuales -domésticos e internacionales-. La definición de globalización económica que mejor capta el reto que esta trae consigo la define como “la posibilidad de la actual economía internacional, incluyendo una red de lazos económicos que unen a economías nacionales más bien discretas, de estar transformándose en una sola economía mundial, una en la que las economías nacionales no son arreglos sociales autónomos” (Traducción de Grieco e Ikenberry, 2003). Tomando como base lo expuesto en la anterior definición se tratará de plantear, en primera instancia, algunas de las opiniones más variadas acerca de la globalización y sus efectos, después de buscará hacer un análisis de las causas principales que existen detrás de la globalización, finalmente, se evaluarán los efectos que esto tiene para el concepto de Estado Nación.

Las opiniones con más presencia sobre la globalización económica pueden partir desde una perspectiva que defiende los beneficios para el mercado libre, entendiendo que la globalización promueve un “uso más eficaz de los escasos recursos mundiales” (Gilpin, 2003). La perspectiva populista, ubica a la globalización económica como la causa de todos los males sociales, económicos y políticos, y se inclina hacia el apoyo al proteccionismo, hacia la creación de bloques regionales y la limitación de las empresas multinacionales. Desde el comunitarismo se plantea como meta para enfrentarse a la globalización económica la necesidad de “retornar a comunidades locales, independientes y estrechamente unidas” (Gilpin, 2003). Las tres perspectivas utilizan argumentos válidos y tratan de defender y entender el problema desde diferentes posiciones, pero limitarse a lo que una sola plantea resulta un tanto reduccionista; la perspectiva del mercado libre no puede negar que existen riesgos en la globalización, así como las otras dos perspectivas no pueden negar que la globalización ha tenido efectos positivos que deben considerarse a la par de los negativos. Más que tratar de encontrar una definición aislada que no resuelva los problemas reales se necesitan tomar estas perspectivas como fuentes de diagnóstico que permitan identificar los efectos que tiene la globalización para actores específicos.

Las causas más importantes que se enumeran como desencadenantes de la globalización económica son los avances en tecnología computacional y en comunicaciones. La facilidad para transmitir información, sobre todo, ha tenido un impacto significativo en la reducción de las distancias entre culturas y sus respectivos modos de trabajar y de operar; las soluciones de ciertos problemas o las metas de sectores específicos se exportan a regiones en donde no son necesariamente correspondientes con sus necesidades. A pesar de que esto puede disminuir el tramo que se debe recorrer hacia el concepto construido de “progreso” tiene otras consecuencias negativas sobre la población que está adoptando estas prácticas que de otra manera le serían ajenas. La integración cultural que acompaña a la globalización ha llegado a niveles alarmantes para los exponentes del globalismo; se ha construido una suerte de cultura global con referentes comunes para todos las diferentes regiones del mundo, lo que roba a las comunidades, en ocasiones, de la necesidad y el deseo de conservar rasgos diferenciadores, que a pesar de no aplicar para todos los casos, puede terminar por desvincular de sus prácticas o de sus metas comunes y tradicionales.

Esto tiene un efecto igual de importante en la concepción del Estado Nación como entidad autónoma y monolítica que constituye al actor principal de todas las interacciones internacionales. “En las relaciones entre Estados y empresas multinacionales ‘cada uno tiene algo que el otro quiere’” (Gilpin en Allard Neuman, 2009), entonces más que una relación en la que el Estado es el actor principal se podría hablar de una relación en la que ambos se definen constantemente. La globalización no se puede entender sin los Estados y los Estados no tienen cabida en el concepto actual de naciones sino es a través y gracias a la globalización. Esto no implica que tengan que ceder su soberanía; aunque resulta evidente que el concepto de Estado-Nación que se tiene actualmente no es viable y está en constante cambio, eso no significa que se deba pasar a un sistema global en donde no haya espacio para grupos más pequeños. Hay maneras de facilitar esta transición, pero siempre se debe de tener en cuenta como principal factor las necesidades de los pequeños grupos humanos y a partir de esto tratar de formar algo más grande. Se puede decir entonces que hay una predominancia del sujeto sobre el sistema, pero sin cerrarse a una retroalimentación y a un posible enriquecimiento al entrar en comunicación, “no se busca limitar la globalización económica, pero formarla de manera que sea menos turbulenta para las condiciones nacionales” (Grieco e Ikenberry, 2003).

Referencias:

Allard Neuman Raúl, 2009, “Globalización, Rol del Estado y Relaciones Internacionales en el Realismo de Robert Gilpin”, en Cuadernos del Foro Valparaíso, Chile, 43p. http://ucv.altavoz.net/prontus_unidacad/site/artic/20090601/asocfile/20090601222222/cuaderno_4.pdf

Gilpin Robert, 2003, “El Malestar en la Globalización”, en Robert Gilpin, El Reto del Capitalismo Global, Ed. Oceano, pp. 327-358.

Grieco e Ikenberry, 2003, “Economic Globalization and Political Blacklash”, en Grieco y Ikenberry, State Power and World Markets, Ed. Norton, pp. 204-243.

 

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